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Personajes Ilustres

Trinidad Sánchez Santos

Nació en el año de 1859. Su madre fue doña Ana Josefa Santos y su padre don Mariano Sánchez, el político tlaxcalteca que contribuyó a que la Constitución de 1857 reconociera a Tlaxcala como estado. La familia Sánchez Santos vivía en la hacienda de San Bernardino, cerca de la villa de San Pablo Zitlaltepec y de la ciudad de Huamantla.

Siendo aún niño estudió en el Seminario Palafoxiano de la ciudad de Puebla. Allí cursó la carrera de humanidades y conoció las materias de filosofía, teología y derecho. Al cumplir 21 años fue a vivir a la ciudad de México, iniciándose en el periodismo como colaborador en los periódicos La Voz de España y El Tiempo. Dirigió otros que llevaban por nombre El Nacional y El Heraldo. Además, fundó uno más que se llamó El País. Hay un par de libros que se titulan Obras Selectas y que fueron escritos por ese gran tlaxcalteca. Su forma de escribir no sólo era valiente, sino también sencilla y bella. Cualquiera que lea estos libros queda satisfecho porque Sánchez Santos usa las palabras del pueblo.

Como artista era un luchador social. Era además un orador político admirable. Su voz era a la vez fuerte, maciza y brillante como una placa de oro pulido. Con sus discursos, su verdad emocionaba, convencía y deslumbraba produciendo alegría por su mensaje firme. En los periódicos, en libros y discursos, tocaba la cuestión social, los problemas de los obreros y de la tierra, así como de la educación. Tuvo gran ingenio para hablar de lo bello, lo gracioso y lo sentimental. Asimismo, tuvo grandes enemigos. Fue perseguido y encarcelado. Pero su alma de artista del pueblo fue inquebrantable. Así como la pluma regala su sangre al papel, así regaló don Trinidad Sánchez Santos su tinta a su patria y a Tlaxcala. Murió en el año de 1912. En su honor, el municipio de Zitlaltepec lleva orgullosamente su nombre.


José Mariano Sánchez

Zitlaltepec lo vio nacer recién entrado el siglo XIX. Durante la guerra de Independencia, concretamente en 1813, el virrey Venegas promulgó la Constitución de Cádiz, la que establecía que entre España y sus colonias habría igualdad política. La Nueva España tenía derecho a enviar diputados que la representaran ante las Cortes de la ciudad de Cádiz. Para eso, se dividió el territorio en 17 provincias, una de las cuales fue Tlaxcala. Hacia septiembre de 1856, se convocó a un Congreso Constituyente, con el propósito de que los dos bandos discutieran y llegaran a tomar acuerdos. Los liberales tlaxcaltecas eligieron a don José Mariano Sánchez para que los representara en su lucha. El, con gran entrega, desempeñó dicha comisión, poniendo en cada uno de sus argumentos la fuerza y lucidez necesarias para sacar adelante ese noble propósito.

Mucho insistían los opositores en que Tlaxcala no tenía el número de habitantes necesario para constituir un estado. "Tlaxcala -dijo el diputado Sánchez-, pasa del número de población exigido mis documentos presentados son buenas pruebas a favor de los derechos de Tlaxcala." Era el suyo un trabajo difícil, de muchos estudios, para tener bases y poder combatir las intenciones de algunos legisladores poblanos y de algunos tlaxcaltecas que deseaban que Tlaxcala perteneciera a Puebla. En un gesto de valía, exigió tajante al resto de los diputados que respetaran: "el soplo de vida que conserva una civilización de las más antiguas e ilustres de nuestro país". Por fin se promulgó la nueva constitución el año de 1857 y en ella se estableció que Tlaxcala se erigiera como estado federal. Ese día, hubo mucha alegría en Tlaxcala.

El 10 de junio de ese año, al abrir el Congreso Constituyente del Estado sus trabajos, el señor Guillermo Valle, gobernador del territorio de Tlaxcala con gran gusto dijo: "Señores diputados ahora sí se le hizo justicia a la historia de Tlaxcala, este día se nos va a grabar, el 1º de junio de 1857, pues para este pueblo comienza un nuevo amanecer, un nuevo porvenir de progreso y felicidad para los ciudadanos que forman este Estado". Es justo hacer notar que el ciudadano don José Mariano Sánchez, padre del periodista, orador y poeta Trinidad Sánchez Santos, ocupó importantes puestos en el estado de Tlaxcala, entre ellos, el de gobernador provisional. A su memoria se dedicó el antiguo Hospital civil de la ciudad de Tlaxcala, y en la Cámara de diputados de la misma ciudad se grabó su nombre, consagrándose así como uno de los hombres ilustres del estado.

Murió este gran político en el año de 1867, dejándonos su acción y sus palabras de gran significado como aquellas que pronunció en el Congreso Constitucional de 1857: Los sabios más profundos respetan como sagrados los instintos de los hombres y de los pueblos ¡Quién se atreverá a negarme que Tlaxcala es universal y tiene vivo el pensamiento de la Independencia, que no reconoce otro límite que un profundo respeto a las autoridades nacionales! ¡Respetad, señores constituyentes, el soplo de vida que conserva una civilización de las más antiguas e ilustres de nuestro país!"